¿Creéis que puedo hacer esto?

¿Creéis que puedo hacer esto?  Mateo 9:27

“No lo puedo ver. No lo entiendo”.  A veces, así dicen las personas que no son salvas al referirse a la salvación.  La razón es que el dios de este siglo, el diablo, ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del Evangelio (2 Corintios 4:4).  A menudo, después de ser salvas, las personas dicen algo así: “Se me quitó la venda.  Ya veo.  Ya entiendo por qué murió el Señor Jesucristo”.  En este pasaje queremos ver una ilustración de la salvación utilizando la sanidad de dos ciegos.

Lo primero que quisiera notar es que reconocieron su necesidad.  Eso es muy obvio, ¿verdad?  Eran ciegos, lo sabían muy bien.  Cada día les servía de recordatorio.  Claro que se habían acostumbrado, pero sin duda alguna lo que más deseaban era tener la vista.  ¿Ha reconocido usted su necesidad?  La necesidad suya es tener sus pecados perdonados.  Tal vez usted se ha acostumbrado a vivir en sus pecados y no ve su necesidad.  Pero fíjese que los dos ciegos podían ver su necesidad.

Lo segundo es que reconocieron su oportunidad.  Aunque no podían ver, sí podían oír, y afortunadamente escucharon acerca del Señor Jesucristo.  Cuando se les presentó la oportunidad de tener contacto con el Señor Jesucristo, hicieron todo lo posible por buscarlo.  Le siguieron, clamando por misericordia.  Ningún obstáculo les iba a estorbar.  Estaban decididos.  Y usted, que no es salvo todavía, ¿qué le está estorbando?  ¿No sabe que hoy es su oportunidad?

Los dos ciegos llegaron al Señor Jesucristo y, antes de que pudieran hablar, él les preguntó: “¿Creéis que puedo hacer esto?”  Él sabía lo que necesitaban y lo que anhelaban más que cualquier otra cosa.  Le pregunto: ¿Qué es lo que usted más desea?  ¿Será que hay otras cosas que usted desea más que la salvación?  Indudablemente, para los dos ciegos la vista era lo más importante.  Esperamos que la salvación sea para usted lo más importante.

Ahora bien, fíjese que ellos dijeron que creían.  Recalco lo obvio.  No podían ver porque eran ciegos.  Hoy en día hay personas que quieren ver cosas: apariciones, milagros o señales, supuestamente para poder creer. Pero la salvación es por creer y no por ver.  Cristo dijo: “Bienaventurados los que no vieron y creyeron”. Y usted, ¿quiere ver algo para poder creer?  Los ciegos no vieron y creyeron. ¿No puede usted creerle a Dios?

Al final los dos ciegos fueron sanados y recibieron la vista.  ¿Fueron sanados por su fe?  ¡No!  No por su fe, sino por el Señor Jesucristo.  Él los tocó, es decir, los sanó.  La fe era lo que los relacionaba con el Señor Jesucristo.  Así es con la salvación.  El Señor Jesucristo es el que salva, siempre y cuando el pecador crea en Él.  En el momento de creer en el Señor Jesucristo, Él sana al pecador de sus pecados.  ¿Cree usted que Él puede hacer esto?