¿Quién os enseño a huir de la ira venidera?

¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?  Mateo 3:7

Multitudes y multitudes de personas salían de sus residencias al desierto para escuchar al joven predicador que ferviente y apasionadamente anunciaba la necesidad del pecador, el arrepentimiento y su responsabilidad de creer en el Señor Jesucristo (Hechos 19:4).  Mientras Juan predicaba a las personas tan necesitadas del perdón de pecados, se fijó en un grupo de hombres que había venido a su predicación.  Se destacaban por su forma de vestir, pues sus vestimentas religiosas los delataban.  Eran los conocidos fariseos y saduceos.  Los fariseos eran hombres religiosos, conocidos por hacer oraciones prolongadas en público, entre otras actividades religiosas.  Pero, a pesar de su religión, no tenían el perdón de sus pecados. Así que, al verlos, Juan valientemente les preguntó: ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?

Esa pregunta penetrante habría sido como una flecha para los fariseos y saduceos.  ¿Habrían aprendido por su religión de la necesidad de huir de la ira venidera?  Sin duda alguna estaban bien adoctrinados en su religión, pues presumían de su supuesto conocimiento y procuraban enseñar a otros. Pero, ¿de veras habían aprendido que hay ira venidera y que uno necesita arrepentirse y confiar en Jesucristo?  No, o bien no lo habían aprendido o no lo aceptaban, porque confiaban en su propia justicia, en su religión y en sus tradiciones. ¿Y qué de usted, mi estimado lector?  ¿Alguien le ha enseñado a huir de la ira venidera?  ¿Ha entendido que usted necesita arrepentirse y creer en el Señor Jesucristo para recibir el perdón de pecados?

Consideremos brevemente la pregunta que hizo el predicador.  Lo primero es que hay una amenaza.  ¿Cuál?  La ira venidera.  De hecho, es la ira de Dios que en el Nuevo Testamento se menciona nueve veces (Juan 3:36, Romanos 1:18, Efesios 5:6, Colosenses 3:6, Apocalipsis 14:10, 19; 15:1,7; 16:1).  La ira de Dios se refiere a la indignación de Dios contra el pecado, su enojo, su venganza o su retribución. Aunque actualmente su gracia, misericordia y amor detienen su ira, el libro de Apocalipsis describe los días venideros en los cuales Dios derramará su ira sobre este pobre mundo pecador, de tal manera que los hombres pedirán que los montes y las peñas caigan sobre ellos para esconderlos de Dios (Apocalipsis 6:16).

Lo segundo que aprendemos de su pregunta es que hay una acción necesaria: huir.  Eso indica la urgencia. Revela la proximidad de la ira, que no hay tiempo que perder y que hay necesidad de buscar un refugio.  ¿Ha aprendido usted la urgencia del perdón de pecados? La ira viene y hay que huir, acudiendo a Jesucristo para su salvación.

¿A Jesucristo?  Sí, a Jesucristo.  Como ya mencionamos, Juan predicaba la necesidad de reconocer de verdad sus pecados y creer en Jesucristo.  Jesucristo es el único refugio que puede proteger al pecador de la ira inaguantable de Dios.  Huya hoy a Jesucristo, porque “por él (Jesucristo) seremos salvos de la ira”, Romanos 5:9.